30 julio 2010
156 kilómetros. 7 horas y 55 minutos
JL:Dejamos Berlín después de dos días de descanso. Uno planificado y otro deliciosamente obligados por las circunstancias. La rueda trasera del tándem ha tenido la misma avería que sufrimos en Ávila: uno de los conos del eje trasero se había soltado. Esto obliga a desmontar todo el carrete de la rueda, apretarlo o sustituirlo y volver a montar. No es algo que se haga en media hora y menos en una tienda de ciclismo de Berlín de la que no eres cliente habitual.
En cualquier caso hemos aprovechado los dos días para descansar bien nuestras sobrecargadas piernas, para comer de lo lindo y recuperar algunos gramos de peso tan necesarios cuando hace frío y lluvia, y para lavar toda la ropa de la bolsa. Nos plantamos delante del mostrador del hotel con la última camiseta medio limpia y les dijimos: “daros prisa porque lo último decente lo llevamos puesto”.
Berlín nos deja un recuerdo imborrable, nos sabe mal irnos tan pronto pero hay que seguir, o nos acostumbraremos a la buena vida. La etapa de hoy ha empezado tarde pues queríamos hacer algunas fotos a los restos del Muro de Berlín. El perfil era llano y sin mucha historia. Hemos llegado a destino sobre las 19:30. Aunque parezca mentira estamos deseando meternos en tierras montañosas. Nos gustan los puertos de montaña. Las largas etapas onduladas son un rompepiernas que nos provocan más dolores musculares.
Hemos visto de nuevo magníficos bosques, pero también grandes extensiones de cultivo de cereales donde las máquinas trabajaban cosechando el trigo. Es la época buena para hacerlo ahora que hay sequedad en el ambiente, de otra forma el grano tendría forzosamente que pasar por un secadero. También hemos pasado por zonas de cerezos (“kirsche”). Caían sobre la carretera y se pegaban a las ruedas del tándem formado una pasta pegajosa junto con la suciedad del suelo.
Teníamos cierto reparo de que por Alemania nuestro carrito ondeara la bandera de España que llevamos, dado que su selección fue eliminada del Mundial y de la Eurocopa por la nuestra. Finalmente la hemos dejado expuesta, no pensamos que nadie pueda verlo como alarde o provocación.
Ya nos queda menos ………………
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Bueno! Ya os veo con la cubierta a lunares rojos de cerezas pegadas, en plan super mario bros! jajajaja! A ver si nos ganamos la ayuda de la frutita esta y en vez de pegarnos al asfalto nos empujan un poquito. Sería una buena forma de compensar el implacable viento en contra (ese gran enemigo del ciclista).
Besos!!!