IVAN:
13 julio 2010
155 km, 10:04 horas
IVAN:
IVAN:
Hoy hemos batido un RECORD que no me hubiera gustado batir nunca, el de horas encima de la bici, pero creerme si os adelanto que esto es la menor de las sorpresas que el día de hoy nos ha deparado.
Ya desde el primer momento de la mañana, el día se nos presentaba duro, mostrándonos unas de sus caras más feas, viento en contra, y mucho. Mi cara, que era un poema ya en la salida, mostraba nuestra preocupación, pero aún así salimos de Skaidi tirando poco a poco contra él; por la mañana íbamos a 10km/h en el llano, esto explica la media que nos salió al final.
La primera curiosidad del día, a unos 30 kilómetros nos paró una pareja de Valencia (Antonio y M. Carmen) que nos ofreció tomar algo caliente, invitación difícil de rechazar, así que sin entender muy bien cómo, nos encontrábamos para entrar en calor, tomándonos yo un cafecito tocado de coñac, y J.L. una horchata de chufa en el norte de Noruega, VIVA LO ESPAÑOL. Lo más fuerte es que Antonio, valenciano de pro, nos proponía hacer una paellita para celebrar el encuentro, lo tuvimos que dejar para el próximo, el tiempo apremiaba.
El resto del día tuvo una tónica complicada. Llegamos a Alta, la población que quedaba a mitad de nuestra ruta de hoy, a las 5 de la tarde, comimos y sopesamos la posibilidad de parar ahí nuestra jornada ciclista, puesto que nos quedaban por delante más de 70 km de subida y estabamos fundidos. Al final decidimos continuar, y lo hicimos atravesando uno de los paisajes más bonitos del día: una garganta de roca pura que subía 50 metros por nuestras cabezas, que dejaba apenas paso a un furioso y rugiente río. Una vez arriba la tranquilidad y el silencio se hacían patentes en el inmenso lago que se mantenía radiante gracias a la presa natural que esa garganta de roca le hacía.
Conseguimos llegar a Mazé (población sami) sobre las 22:30 de la noche, o del día segun se mire, puesto que en esta latitud no se pone el sol, y nos encontramos con dos desagradables sorpresas. La primera: el dueño que regentaba el guesthouse donde ibamos a dormir no estaba para recibirnos, ni de forma presente, ni al teléfono. La segunda: los que sí que estaban presentes y deseoso de recibirnos, era una especie animal que en estos lares se encuentran a trillones, familia del león sudafricano, que aquí llaman "mosquito". Madre mía como son de grandes estos bichos en la laponia, y de lo cabreados que están ni os cuento.
La cuestión es que tras el cansancio, las horas, y los mosquitos, desesperados decidimos ir a buscar al Tore Turi (nombre del propietario del guesthouse) por la villa sami. Nos indicaron una casa que quedaba a 300 metros del lugar, y una vez allí, nos recibió un señor de unos 50 años sorprendido, puesto que él no era la persona que andábamos buscando. No fue una confusión anormal, resulta que la población es bastante cerrada, y la mayoría de ellos se llaman "Turi". Concretamente este señor se llamaba Ore Turi. La cuestión es que al preguntarle por algún sitio para dormir por la zona, el señor miró su reloj y con cara de cirscunstancias nos negó con la cabeza, unos segundos incómodos después, nos miró otra vez, como calculando que sólo eramos dos, y nos invitó a pasar la noche con él, en su casa sami. Vaya suerte. Muchas gracias Ore!!
La ruta:
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Bueno... un record siempre es un record.
Pensad que no hay nada mejor como sentir que VIVES cada momento, y que SUPERAS cada reto. Vosotros sois unos luchadores natos y podéis con esto, confiad en vosotros. Lleváis ya mucho rodado con ese tándem, y sólo tenéis que luchar un poco más. Los obstáculos están ahí para ser superados, porque este esfuerzo tiene una GRAN RECOMPESA: la satisfacción y la plenitud que da poder gritar: LO CONSEGUÍ.