IVAN: Día 29 de mayo, el último, hace 9 días salimos de Benicassim, Castellón, con la intención de llegar a Santiago de Compostela siguiendo el camino de Levante a una media de 150km diarios, para que nos sirviera de preparación para nuestro singular reto solidario europeo. Este camino no solo tenía la intención de potenciar la parte física del reto, sino que tenía como característica principal la de llenar de conocimiento la cantimplora de la experiencia que como viajeros en tándem llevábamos casi vacía, para no pagar todas las novatadas en Noruega.

El día no ha tenido ninguna relevancia especial, etapa dura, rompepiernas, el perfil de Galicia por esa zona es totalmente desigual, subida y bajada tras subida y bajada, una etapa que no para de morder hasta el final, deberíamos de habérnoslo esperado, el premio lo merecía, la llegada a Santiago de Compostela.

Entramos en Santiago de Compostela a las 16h de una tarde fresca y húmeda, nos acercamos al casco antiguo con la fuerza que te da la adrenalina producida por la emoción, hacemos las cuestas como si fueran llanas y algunas subidas a la velocidad ventajosa de la bajada. A los pocos minutos estamos en la entrada del casco antiguo por la Rua do Franco, que nos lleva al deseado final. Vemos gente, mucha gente, la atracción que el tándem ejerce al peatón es evidente, una mujer nos para y nos saluda con sonrisa, un hombre mayor francés nos pregunta desde donde venimos, un niño nos apunta con el dedo índice mientras con la otra mano se tapa la boca y suelta un alaaaa!!!, un grupo de jóvenes sonríe, y poco a poco y esquivando signos de admiración y complicidad llegamos a una extensión que se abre gigantesca ante nuestro paso, la plaza do Obradoiro. Llegamos y dando la vuelta de rigor acabamos enfocando el tándem a la Catedral de Apóstol Santiago. Última pedalada, freno y pies en tierra, mirada en alto y sensación. Gol por toda la escuadra.

Antes de cambiarnos nos encontramos con un grupo de Castellón que se acercan al ver el tándem, reconocen la empresa que nos patrocina RECORD GO, y después de saber el compromiso que tenemos adquirido con la asociación contra el cáncer (AECC Y UICC), se comprometen a hacer una donación.

Una vez nos cambiamos en el alberge del peregrino nos dirigimos a coger nuestra Compostelana, el diploma que recibe todo peregrino, al entregar la cartilla con los cuños correspondientes. Por supuesto esta noche toca cervecita de la victoria, interesante el ambiente que se respira por la noche en Santiago, no hay pelos engominados, ni maquillaje con coloretes, lo que se ve son caras afiladas a cuchilla, barbas largas, y brazos finos esculpidos en madera, característica habitual que el camino deja a todo peregrino. Todos ellos con la sonrisa que te provoca conseguir el objetivo. Invito a todo el mundo a que experimente esto, te sientes en comunidad con todo hijo de vecino, y las conversaciones, que salen solas, giran en el mismo sentido: ¿Y tú, desde dónde?

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