30 mayo 2010
IVAN: Viendo el enunciado, para cualquier lector podría parecer que ha pasado una eternidad temporal desde que llegamos, y lo cierto es que solo ha pasado una semana y media desde que acabo nuestra aventura, tiempo suficiente para que me parezca eso, una eternidad.
Aventura que ha tenido más de un nombre: deportiva, solidaria, europea, ciclista, viajera, etc… Y esta sinrazón, que viene precedida de la extraña visión que nuestro ciego cuerpo deja, marcado a fuego, en el ser que de forma innegable está adherido al trozo de carne, es duradera y gratificante.
Y es que si tuviera que describir de forma científica, o más bien matemática el hecho, hablaría de un 70% de sufrimiento y un 20% de disfrute (el 10% restante, para los más exactos, fue cotidiano). La cuestión es que este aún resentido cuerpo no se acuerda del porcentaje mayor, y solo recuerda lo agradable, lo curioso y lo diferente de la experiencia, y de forma casi inconsciente lo añora, despreciando la cantidad ingente e industrial de sufrimiento, necesitando de forma curiosa, casi imperiosa repetir el disfrute de la hazaña. Solo recuerdas el increíble paisaje, la sabrosa comida, y el olor salvaje y adictivo que la sensación de libertad te deja impregnado en la piel. Para los que nos han leído, es como si el oso que aparentemente llegaba a una larga hibernación se hubiera despertado por la calidez primaveral del descanso, que llega de forma prematura.
Ese cuerpo, que parece estúpido, pero no lo es, te pide, hablando en plata, caña!!, si señor, pide dureza y maltrato. Me encantaría poder explicar la extraña sensación, pero no lo soy. Solo la podría relacionar con el miedo a las campanas que suenan a muerto y que estas experiencias te recuerdan que son lejanas, que estás vivo.
Por lo tanto, solo puedo expresar gratitud a aquellas personas que nos han seguido y apoyado, porque en realidad nos han dado fuerzas, o mejor dicho, nos han dado alas para poder cumplir con lo que en su día nos comprometimos, planeando por el sueño marcado que convertimos en realidad. Por eso que en su día era un “podríamos” y convertimos en un “pudimos”.
Recuerdo cuando hablando del proyecto de Europa en tándem en su etapa infantil, le decía a j.l. “ten cuidado con lo que deseas, porque igual se hace realidad”, joder y tanto.
Así que, por poner nombre a la gratitud. Gracias a todos los que de forma desinteresada han donado, y en especial a RECORD GO y a su maravilloso equipo humano, y sobre todo gracias Jose Luis Esquer.
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