31 julio 2010
157 km, 8 horas 12 minutos.
IVAN: Hoy hemos apretado dientes, tensado músculos y jadeado, todo ello al compás que el tándem marca en las subidas, ese especial vaivén que se convierte en baile de pareja, pausado y agradable a la vista, o eso pienso, porque el viajante que se cruza con nosotros se queda hipnotizado por él al vernos. Y lo curioso del caso es que hemos sufrido, pero lo digo con la boca llena y con gesto agradable. Qué gusto da sufrir en una buena subida, sobre todo cuando los 50 kilómetros llanos de antes te han dejado calentar bien y llegar con la pierna lo suficientemente hecha como para hablarle a la cuesta de tu a tu.
La etapa ha transcurrido por lo que empieza a ser la Alemania profunda, de hecho y aunque todavía estamos a un par de etapas, empezamos a ver resquicios de lo que se conoce como la SELVA NEGRA, qué pasada de lugar. Es cierto que en Suecia, Finlandia y Noruega los bosques eran espectaculares, pero con las amplias carreteras que disponen estos escandinavos, el bosque te queda a 10 metros como mínino, por lo que vas rodando rodeado de bosque, aquí no, aquí el bosque esta encima de ti, no te encuentras rodeado de bosque, estás dentro de él, no ves el sol, se hace de noche y estoy seguro que si lloviese ni te mojarías. Otra cosa característica es el firme, en perfectas condiciones, y las curvas, revirada tras revirada, lo que lo convierte en paraíso de moteros, los hemos visto a cantidades industriales y de todos los colores, porque hay que ver los diseños de motos y monos (ropa motera) que llevan, es como si alguien en lo alto de la cuesta hubiera abierto una bolsa de lacasitos, hay va uno rojo, y hay uno verde...
La anécdota del día ha sido a la hora de comer. Puesto que estando en la Alemania profunda era de esperar que el lugar en el que comiéramos, en medio de la nada, o del todo según se mire, encontráramos un lugar donde la cocinera, dueña, camarera y encargada, estoy hablando de una sola persona, hablara ingles. No señor, no hablaba inglés, ni falta que le hacía, y la carta, jajajaja, la carta en un perfecto alemán, así que como no lo teníamos claro ni j.l. ni yo, y con el hambre que te da el tándem, hemos pillado uno de cada, y que sea lo que dios quiera. Comida alemana, no apta para vegetarianos, pero por dios que rica!!!.
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Hola chicos, me alegra saber que os gusta el nuevo paisaje, seguro que eso os hace mas llevadero el trayecto. Me ha hecho mucha gracia la carta del restaurante para comer...jajaj... os imagino pidiendo y esperando que os sirvieran la comida, pensando que os iban a sacar...jejeje,menos mal que os ha gustado, aunque seguro que con el hambre que teneis os hubierais comido todo todo y todo. Cuidaros y descansad, os queremos de vuelta y enteritos, Besos.
Esa comida alemana, tan difícil de pronunciar como de saber qué es lo que has pedido, sobre todo porque entender si es cerdo o vaca es fácil, pero lo de las salsas y guisos, eso ya es de matrícula... Nunca viene mal recordar la apuesta siempre segura del bratsburg, aunque la verdad es que merece la pena atreverse!
En cuanto a las amapolas, gran combinación de equipaje rojo de Record Go con complementos de amapola! Paco, te encantan, ehhh!
Creo que ahora la montañita que os espera será de escándalo, así que a disfrutar de la Selva Negra alemana y de la campiña francesa! Mucho mucho ehhh, a pedalear con brío, que se note ese par de champiñones donde ruedan!