JL: Bien, por fin estamos en Honningsvag, población base desde la que parten todas las excursiones a Cabo Norte (a 34 kms). Son las 00:35 y es completamente de día. De hecho el Sol no piensa ponerse, estamos en época de “sol de medianoche”. Será necesario cerrar los ojos con rabia.


Desde las 03:30 hasta las 21:15, nuestra ruta ha sido Valencia-París-Oslo-Alta en avión, y desde Alta a Honningsvag por tierra. Las cosas no han salido como estaban previstas. Ha ocurrido uno de los peores contratiempos que podían suceder. La compañía aérea SAS Airlines ha “olvidado” nuestro tándem en París. Lo hemos sabido al aterrizar en Oslo donde hemos presentado la queja correspondiente, con el siguiente resultado: nos “garantizan” que esta noche embarcan el tándem en un vuelo de París a Oslo; mañana sábado por la mañana en un vuelo de Oslo a Alta, y de aquí con un transporte terrestre hasta nuestro albergue en Honningsvag, donde llegará a última hora de la tarde. ¿Os lo creeis?............

Si así se cumple, y dado que no oscurece, estamos por dormir el día entero y cuando llegue el tándem al atardecer subirnos y pedalear toda la noche, pues esta incidencia amenaza con retrasar nuestro plan de viaje como mínino un día. Esto significaría modificar en cascada las reservas de los próximos 20 días (hoteles y ferries). Un trabajón……………………..

Aparte de esta mala suerte, hemos tenido una experiencia maravillosa. Al aterrizar en Alta hemos encontrado a un hombre que esperaba a sus padres en el aeropuerto con una furgoneta para conducirlos a Honningsvag (234 kms). Le he preguntado y se ha ofrecido a llevarnos desinteresadamente, pues teníamos el mismo destino. Por el camino nos ha ido hablando de la geografía, historia, costumbres y lengua noruegas. Un auténtico máster, impagable. Entre otras cosas nos ha dicho que para él éramos “strangers”, y que eso en Noruega no significa “un extraño”, sino “un amigo al que todavía nos has conocido”.

Pero el colmo es que nos ha hecho de taxista, con recorrido turístico por la población y descarga en la puerta del hotel. Nos ha presentado a sus padres, a su mujer y a su perro. Él y su esposa nos han acompañado a visitar el Artic Ice Bar, propiedad de una pareja de españoles. Además nos han invitado pasado mañana a ver la final del Mundial en una cabaña que tienen hacia el sur, en Skaidi (coincide con uno de nuestros finales de etapa) desde dentro de un jacuzzi para 8 personas con agua a 38 ºC y una cerveza en la mano, y luego a pernoctar en su casa con su familia. Pedazo de muestra de hospitalidad con dos personas a las que acaba de conocer. Ha insistido tanto que estamos desconcertados por su generosidad. A esta hora todavía no sabemos si aceptar o salir corriendo. Hemos quedado en llamarle mañana.

Los propietarios del albergue poseen dos bicicletas de paseo. Tal vez se las pidamos para llegar a Cabo Norte en vez de ir en autobús. No podríamos hacerlo con nuestro tándem Paco pero por lo menos iríamos pedaleando y seguiríamos fieles al espíritu del viaje. Veremos qué pasa tras el desayuno y tras las primeras llamadas tempranas a la compañía aérea.

En cuanto a Noruega, las primeras impresiones son:

• Parece que el país lo estrenas tú, que lo acaban de desempaquetar. El paisaje se presenta limpio y los colores puros y fuertes.

• Los precios no tienen nada que ver con los nuestros: p.e. dos aguas, una pequeña ensalada y dos platos de espaguetis boloñesa, 64 €.

• Los escandinavos manejan las tijeras como auténticos diablos; se atreven con cualquier corte de pelo.