22 julio 2010
JL:
149 kms. 8 horas y 8 minutos
Anoche dormimos en literas, en una cabaña de madera de 9 metros cuadrados situada en una explanada de asfalto junto a una gasolinera en un cruce de carreteras. Vamos, el mejor lugar para una velada romántica el 14 de febrero. La cabañita en cuestión había estado expuesta al sol durante 20 horas, con lo que el calor que irradiaba la madera nos ha hecho pasar mala noche. Hemos sudado más que echando un polvo en agosto a las tres de la tarde en un sofá de escai, y no podíamos abrir mucho la ventana porque entraban mosquitos con caja de herramientas y kit completo de extracción de sangre.
No hay mucha cosa buena que contar. Ha vuelto a llover un poco. La carretera se ha transformado en autovía y mi compañero Iván se ha levantado con dolencia estomacal. Así pues la jornada no ha sido muy alegre. Espero que mañana se encuentre mejor. Es un valiente y no se ha quejado en todo el día. En una ocasión se rompió el peroné y fue una semana con él roto arriba y abajo. Hasta que el médico le dijo que ese dolor no era normal, él no le daba importancia. En marzo de este año se rompió el radio del brazo derecho en una caída de bici mientras entrenaba. En cuatro semanas estaba de nuevo encima de la bici. Así es que para capacidad de recuperación Iván, y no el Lobezno ese. Seguro que mañana está como nuevo, y si no es así pues tendremos que pensar soluciones.
Las cercanías de una gran capital y un área densamente poblada, con otras ciudades importantes como Uppsala, no es una ruta que nos haga muy feliz, pero no hay más remedio que pasar por aquí para llegar a Nynäshamn, de donde parte el barco a Polonia. Hemos cambiado lugares de belleza directa, susceptible de ser admirada universalmente por cualquier persona pues se comprende sin necesidad de explicación alguna, por otro tipo de estética que necesita ser interpretada.
Hemos llegado a Estocolmo poco antes de las 18:00. Rápidamente check in en el Hotel y a hacer unas compras necesarias para continuar el viaje. En el día a día no queda tiempo para ello, y en la mayor parte de los lugares a los que llegamos no hay comercios, excepto un bar y algún pequeño supermercado local. Así es que hoy era el día. Hemos comprado un nuevo sillín para la posición delantera del tándem. El que había era muy moderno y muy “racing” pero era duro como la piedra y “was killing us softly”. Hemos comprado también complementos alimenticios imprescindibles para este tipo de aventuras: vitaminas y batidos de proteínas. Pasta de dientes, antiinflamatorios, y aunque parezca gracioso necesitábamos también comprar unos pares de calzoncillos pues en el hotel de Pitea desaparecieron dos pares que jamás volvieron del servicio de lavandería. Esto último no ha sido posible por falta de tiempo, los almacenes cierran a las 19:00 religiosamente.
Poco a poco van cayendo más kms a nuestra cuenta solidaria. Mañana, etapa de 75 kms y embarcamos, por lo que es probable que no haya post por falta de conexión.
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jajaja qué bueno JL!! 75 kms está "tirao", y a descansar en el ferry...
ánimo Ivan!!
JL te has superado en este post. Si me habré podido reír con lo del sofá de escai y el “was killing us softly”. Que grande.
Iván, ánimo que todo sacrificio merece una gran recompensa y en esta ocasión será para una causa que lo merece.
J.L, veo que ayer estabas sembrao! jajaja!
Me encanta el nuevo sillín!!! Qué contento se habrá puesto Paco y vuestros traseros de deshacerse de la piedra pómez que llevábais.
Besotes desde el Suroeste!
Ánimo campeones!!