151 kilómetros. 8 horas y 22 minutos
28 julio 2010
JL:
151 kilómetros. 8 horas y 22 minutos
151 kilómetros. 8 horas y 22 minutos
Carretera recta, buen tiempo y ausencia de viento. Con todo rodar por los accesos de las grandes ciudades no es especialmente agradable para los ciclo turistas, pero no hay más remedio si deseas visitarlas. Tráfico pesado, alta velocidad, carreteras de varios carriles, conductores con prisa, y sensación de que has pasado a ocupar el nivel más bajo en la pirámide alimenticia: presa fácil.
Hay tres aspectos que son claves para la seguridad del cicloturista: estado de la carretera, puesta a punto de la bicicleta y comportamiento de los conductores. En general las carreteras polacas están erosionadas, parcheadas, bacheadas y agujereadas. No tienen absolutamente ningún arcén a excepción de las vías rápidas, y a veces ni estas. No solo esto, sino que además el extremo derecho del carril a menudo tiene tierra o gravilla, por lo que no te puedes apartar demasiado. Nuestro tándem, equipado con ruedas de 25/28 pulgadas, no estaba bien adaptado a estas condiciones. Hubiera sido necesario un grosor mínimo de 32 pulgadas para ir más tranquilos. Milagrosamente no hemos tenido averías. En cuanto al comportamiento de los conductores……….., bueno aunque ya sabemos que generalizar implicaría cometer una falacia ecológica, nuestra experiencia no deja de ser real. Cuantas más necesidades básicas por cubrir menos sensibilidad por la seguridad de los demás.
Hoy el tiempo nos ha dado un respiro. El paisaje bajo el sol tiene otro color. Por no hablar del estado de ánimo. Cuando la moral está baja te entran ganas de cortar el tándem por la mitad y que cada cual siga su camino y a su ritmo: “no te muevas tanto, a ver si nos estamos quietecitos”, “pedaleamos con ganas o qué”, “hoy sólo pedaleo yo o qué”, “no me hagas parar otra vez”, “pero si has meado hace solo media hora”, “no cambies tanto de desarrollo que me matas”, “este sillín es una mierda, te dije que lo cambiáramos”, “ves como el chubasquero sí que cala, teníamos que haber comprado el caro”.
Somos como el personaje Superman, el “Sol” nos da energía. Con buen tiempo y fuerza interior los comentarios son diferentes: “¿vas bien o te apetece un descanso colega?”, “¿quieres un relevo ahí delante?”, “¿tienes bastante agua o te paso más?”, “buena tumbada, qué bien has gestionado estas curvas”, “venga tío que estas hecho un toro”.
En Polonia se come bien y barato. La hostelería es en general muy económica. Un ejemplo: alojamiento rural de calidad media, habitación doble con cena y desayuno para dos humanos hambrientos como lobos esteparios 80 € aprox., incluyendo un 22% de VAT. La ropa también parece bastante económica, así como el transporte público. Sin embargo la gasolina es más cara que en España, los taxis nos son precisamente baratos, y la perfumería u artículos de marca no distan mucho de nuestros precios. Bueno esto es lo poco que hemos podido constatar, nuestro día a día es bastante castrense.
Hoy lo importante, más que la ruta, era llegar a Berlín. En nuestro viaje representa más o menos el ecuador y además es una ciudad que deseábamos conocer. En Berlín descansaremos un día tenemos que poner a Paco a punto. Lo vamos a llevar a que le peguen un repaso general, no dependemos de nosotros. Además tenemos que lavar toda la ropa de la maleta. Lo único que nos queda limpio son los calzoncillos que llevamos puestos. Llevamos los mismos pantalones desde hace 17 días. Están más rozados que las polainas de John Wayne. También vamos a intentar que nos hagan algún masaje en las piernas a ver si nos recuperamos un poco, pues están secas, duras y doloridas. No sé si nos dará tiempo de todo, pero hay que intentarlo.
Esta será la última gran ciudad que tocaremos. Nos hacen perder mucho tiempo y los accesos son demasiado peligrosos para nuestro “vehículo longo”. Hasta Castellón intentaremos trazar una ruta que nos lleve por un medio rural y atraviese pequeñas poblaciones, por lo tanto descartamos ir a París. Creo que así también ganaremos tiempo.
Hemos llegado a Berlín a buena hora, poco después de comer, gracias al madrugón y a las fuerzas que nos daba la excitación de llegar a esta ciudad. Al llegar hemos dejado el carrito y las bolsas al hotel y hemos ido a rodar con el tándem por las principales avenidas de Berlín. Una de ellas la hemos recorrido a 47 kilómetros por hora en el llano. ¡Qué despilfarro de fuerzas! Nos hemos dejado llevar por la ilusión e impulsados por una descarga de adrenalina. Menos mal que toca descanso.
Fotos, conversaciones con americanos, franceses, ingleses y por supuesto alemanes. Bien aquí os pongo unas fotos.
Te ha gustado este post? Si quieres estar al día de lo que le sucede a Europa en Tandem, suscríbete gratis al feed RSS haciendo click aquí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Bien!!!! cada día mas cerquita de la ansiada meta!! Chicos ya no os queda nada. Mucho ánimo!!! Besos.
Esa Puerta de Brandenburgo!!! Qué se levante al ver pasar a esos Pacos!!! Pi pi pi pi piiiii, pi pi pi piiiii pi piiiiii!!! (=Fag fag fag fag faAAAAgggg, fag fag fag faaaag fag faaaaaggggg en alemán)
Aupa chicos, si no pasais por París ya es todo línea recta boca abajo, digo hacia abajo, bueno eso, así que en un par de días en casa, feliz puesta a punto de Paco, paco, paco .....paquito.
Jorro