15 julio 2010
Los laterales de la carretera son paredes verdes. Horas y horas pedaleando dentro de este túnel intentando imaginar qué hay detrás hacen más llevadero el esfuerzo. Creo que mi compañero tiene la mente ocupada en lo mismo pero no encontramos nada convencional que decir, excepto manifestarnos el asombro. Así llevamos dos días, de vez en cuando se abre algún hueco y la vista respira. Las distancias son enormes, no pueden rellenarse, no pertenecen al hombre. Ante tanta naturaleza eres un desadaptado. Solo, fuera del estrecho reino del asfalto todo cuanto sabes no servirá de mucho y desearás poder correr como un reno o cazar como un lobo.
Esta mañana diana a las 06:30. Había que revisar la mecánica del tándem. Hemos salido de Kolari sobre las 8:30 tras recoger toda nuestra ropa mojada del día anterior. Lo que no hemos podido recuperar es mi teléfono móvil que quedó arruinado por la lluvia de ayer. Así que si me queréis llamar de momento hacedlo al teléfono de Iván, hasta que consiga uno nuevo. Avanzamos 5 kilómetros y entramos en Suecia atravesando un río de medidas impresionantes. Tras el puente las instalaciones fronterizas están desiertas; los edificios que en el pasado intentaban ponerle puertas al campo hoy están abandonados.
La mañana ha transcurrido tranquila y gracias al sol hemos ido de corto. Comienza a haber más poblaciones conforme avanzamos hacia el sur. Esto supone una ventaja pues nos asegura el avituallamiento. Los pequeños pueblos escandinavos que atravesamos son preciosos, por lo menos ahora en verano; en invierno supongo que no son tan encantadores. Son diferentes: no existen trazados de calles bien definidos, cada casa se levanta sobre el mismo prado. No hay aceras, ni muchos elementos de urbanización. Supongo que todo esto sirve de poco durante 7 meses al año, durante los cuales lo único necesario son las motos de nieve para poder ir de un lugar a otro. Todas las casas tienen una. Ocurre lo mismo con las casas aisladas en el campo. Miramos buscando el camino que conduce hasta ellas y a menudo no existe. En verano van hasta ella en coche sobre el prado y en invierno el camino no serviría de nada aunque existiera.
A mitad mañana hemos conocido a John, un cicloturista sueco que en sus tres semanas de vacaciones ha recorrido el país hasta el norte en una bicicleta reclinada, y ahora regresaba a casa. Nos ha dado algunas recomendaciones sobre la ruta a seguir. No sabemos si seguirlas porque implicaría grandes cambios en todos nuestros planes, si bien ignorarlas totalmente nos parece una torpeza. Tenemos que tomar algunas decisiones.
Por la tarde, poco antes de llegar a Overkalix hemos salido del Círculo Polar Ártico, atravesando el paralelo de latitud 66º. De repente hace menos frío, y esta noche ya se pondrá el sol durante una hora y media, desde las 23:57 hasta las 01:41.
Cada vez más personas nos preguntan quienes somos y adónde vamos. A la hora de la cena un matrimonio sueco me ha abordado en el comedor y me ha preguntado si era uno de los dos que recorre Europa en Tándem por el Cáncer. Ante mi sorpresa me explican que se lo han contado en la recepción del hotel. Resulta que tienen una casa en Torrevieja y conocen nuestra empresa Record Go.
La ruta de hoy:
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La película "Los amantes del círculo polar" ( de mis favoritas) va de la casualidad. Me parece muy chulo que pasen esas cosas...Ánimo campeones!
Ohhh, qué preciosa película! La casualidad es el guión de narra nuestra cíclica vida: cierra círculos / abre nuevos.
"La vida está llena de estas cosas sin explicación... ¿quieres una explicación a eso?"
Hola chicos os veo más animados y me alegro, ¿quien dice que el mundo no es pequeño? "mis suegros", "mis vecinos de Torrevieja,... y acabamos de empezar!!!. Venga mañana media hora más de oscuridad, que esto está hecho.
Bautista 1 grande y 2 pequeñitos